Hola gourmet.
Si nunca has disfrutado del sabor de una trufa negra y sientes curiosidad. Si no te atreves a comprar una por desconfianza de su sabor, este es un post para ti. Obviamente no se puede describir exactamente con palabras un aroma, pero trataremos de hacerlo lo mejor posible.
Lo primero es destacar la embriaguez de su aroma. Es penetrante y satura tus mucosas olfativas, el cerebro te transporta automáticamente a un paisaje otoñal y húmedo, cubierto de hojas caídas. Pero tú estás disfrutándolo desde el calor del hogar, desde los guisos de la abuela y una sensación de confort que te invade.
Rallar una trufa fresca te hace consciente de la celebración, del bienestar, del regocijo de los sentidos.
No podemos generalizar en la descripción del aroma de una trufa negra, pero sí que encontrarás el sabor de la tierra, junto con tonos almizclados y densos que, en ocasiones, puedes encontrar en algunas legumbres. Cuando la gente las huele tiende a comentar que huelen a roble, a nuez, dulce y suculenta con notas dulces punzantes como las rosas oscuras. Muy a menudo, el olor de las nuevas esporas de trufas frescas es más duradero en comparación con el sabor, ya que incluso las trufas negras más poderosas no dominan los diferentes ingredientes en la mente. También es cierto que su sabor varía de la tierra y el entorno en el que se desarrollan, pero esas son características generales.
Para conocer su sabor nada mejor que adquirir una buena trufa negra ibérica. Entonces te invitamos a que trates tu mismo de describir sus aromas.
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